Bahías y playas
Bienvenido a la costa de Mayo y Galway, un destino repleto de paisajes salvajes donde confluyen la tierra y el mar
Desde la salvaje naturaleza de Erris Head hasta el estilo bohemio de la ciudad de Galway, este recorrido te ofrece un viaje espectacular. La costa te lleva del interior a la isla, presentándote impresionantes vistas marinas, una fascinante historia y deliciosas comidas por el camino. Prepárate para una belleza de otro mundo…
Primer día
Viaja por la costa de Mayo, un viaje repleto de vistas espectaculares de los acantilados y una aventura isleña épica.
Explora el día 1Acantilados espectaculares y vistas increíbles
Sin más compañía que la de las ovejas, da un paseo hasta el extremo del mundo a lo largo de la ruta circular de 5 km de Erris Head. ¿Tu recompensa? Vistas increíbles que cambian como el tiempo. En el mismísimo extremo del cabo, un mirador con barandilla ofrece magníficas vistas de la isla de Illandavuck, los arcos marinos y las olas rompientes del Atlántico. Mantén los ojos abiertos a lo largo del camino y verás la palabra “EIRÉ” marcada en las rocas, una de las muchas ayudas a la navegación creadas en la Segunda Guerra Mundial para que los pilotos pudieran saber que sobrevolaban Irlanda.
Si dispones de más tiempo, acomódate frente a la chimenea para disfrutar de música tradicional en el acogedor entorno del pub (¡y funeraria!) McDonnell’s en Belmullet.
81 km
Belleza extraordinaria en la isla más grande de Irlanda
Tal es la sensación de lejanía que aporta esta fascinante isla que, cuando el escritor alemán Heinrich Böll llegó aquí en la década de 1950, comentó que sentado junto al fuego en su casita, “se podía fugar de Europa”. Al recorrer en coche los paisajes de Mayo de camino a la isla, Achill sigue pareciendo un lugar de otro mundo, pero es una de las pocas islas de Irlanda a las que se puede acceder a través de un puente terrestre. Una vez aquí, conduce por la carretera costera que rodea los acantilados y llegarás al lugar más sensacional de Achill, la bahía de Keem, citada con frecuencia como una de las playas más bellas del mundo. ¿Te sientes aventurero? Ponte en contacto con los chicos de Achill Surf Adventure para disfrutar de un recorrido en kayak por el Blueway, una red de rutas acuáticas que se abren camino entre los imponentes acantilados de Achill.
Si dispones de más tiempo, disfruta de una tarta y un café y, luego, curiosea entre la artesanía del encantador Beehive Café en Keel.
Segundo día
Explora la ruta ciclista fuera de carretera más larga de Irlanda, antes de visitar el hogar de una temible reina pirata…
Explora el día 2Pura felicidad en bici
Si te apetece pasarte a las dos ruedas, descubre la Great Western Greenway, la ruta a pie y en bicicleta fuera de la carretera más larga de Irlanda. Esta vía libre de tráfico está repleta de algunos de los mejores paisajes de Irlanda y sigue la ruta del antiguo tren de Westport a Achill, que dejó de circular en 1937. ¡Alquila una bicicleta en Achill, Mulranny, Newport o Westport y ponte en marcha con la rapidez o la calma que quieras!
2 km
Descubre la historia pirata de esta casa solariega
La mansión de Westport parece una tranquila y antigua casa de campo, pero tiene una historia fascinante. Sus actuales propietarios son descendientes de la temible reina pirata Grace O’Malley. Da un paseo por los terrenos y descubre más sobre la vida de “la auténtica mujer salvaje del Atlántico”. También merece la pena visitar la casa, pero si viajas en familia, no puedes perderte el Pirate Adventure Park, con “atracciones, toboganes, barcos y trenes”. No te pierdas el paseo con halcones, ¡un verdadero regalo! Recorre el bello bosque que rodea la casa en compañía de un ave de presa. El momento en el que una de estas magníficas criaturas se posa sobre tu mano enguantada es realmente emocionante.
Si dispones de más tiempo, visita la maravillosa ciudad de Westport para degustar la langosta de la bahía de Clew, preparada por las cuidadosas manos de Frankie St Mallon en el restaurante An Port Mór.
Tercer día
Una bahía con una isla por cada día del año, vistas desde la cima de una montaña sagrada y sabores tradicionales. Disfruta.
Explora el día 3Una montaña sagrada con vistas sublimes
El día del “Reek Sunday”, el último domingo de julio, encontrarás a multitud de peregrinos que suben a esta montaña sagrada, pero Croagh Patrick es un ascenso gratificante independientemente de cuándo decidas hacerlo. Se trata de una caminata bastante dura (de unas tres horas y media, ida y vuelta), y puede ser empinada en algunos puntos, pero las vistas desde lo alto merecen la pena. Desde una altura de 764 m sobre el nivel del mar, puedes levantar la vista hacia la bahía de Clew y todo un panorama de brillante color azul salpicado, según dicen, de 365 islas… una por cada día del año. ¿No te apetece el ascenso? No te preocupes, la playa de Old Head está a poca distancia en coche y ofrece un maravilloso paseo con ráfagas de aire fresco del Atlántico.
Si dispones de más tiempo, ¡aprende a esquilar ovejas, cortar el pasto y guiar a tu propio rebaño! Vívelo todo en la granja de Glen Keen.
31 km
De las montañas sagradas al mar
El trayecto en coche por el valle de Doolough es una experiencia especial con imponentes montañas, riachuelos, lagos y ovejas. Recorre preciosas carreteras sinuosas hasta el fiordo de Killary, un espectacular fiordo glacial que sirve de barrera natural entre los condados de Mayo y Galway. Cuando vayas hacia el pueblo de Leenane, haz una parada para ver las bonitas cataratas de Aasleagh sobre el río Erriff. Los cruceros por el fiordo son una forma estupenda de disfrutar del entorno, y quizá avistes delfines nadando en las oscuras aguas.
26 km
Una mansión construida con amor
Antes de que Hollywood nos deslumbrara con su brillo, la abadía de Kylemore, en Connemara, creó el ambiente para una de las historias de amor más maravillosas de todos los tiempos. En una visita aquí descubrirás la historia de Henry y su amada esposa Margaret, que se enamoraron de este pintoresco lugar. Su castillo se erigía junto al lago, sus jardines florecían y durante casi diez años, Mitchell, Margaret y sus nueve hijos vivieron aquí en lo que parecía un estado de felicidad absoluta. Pero la tragedia les golpeó cuando Margaret cayó enferma y falleció. La iglesia neogótica es el último homenaje de Henry a su querida esposa.
19 km
La belleza salvaje de Connemara
El Parque nacional de Connemara, cerca de Kylemore, ofrece una serie de paseos espectaculares, incluyendo el modesto circuito de Diamond Hill, que se adapta a la mayoría de las condiciones físicas. Las vistas que el esfuerzo te permite contemplar son espectaculares. Después, descansa un poco en el centro neurálgico de la capital de Connemara, Clifden, que fue el foco de atención de los medios de comunicación cuando el inventor de la radio, Guglielmo Marconi, construyó una estación de telégrafos inalámbrica y transatlántica a las afueras. Cuando te hayas empapado de su historia, echa un vistazo a las tiendas de artesanía y galerías, antes de cenar en el restaurante Mitchell’s, en el centro de la ciudad.
Si vienes en agosto, no te pierdas el Festival Anual del Poni de Connemara que se celebra en agosto y que lleva exhibiendo lo mejor de esta raza autóctona desde 1924.
Cuarto día
Descubre la historia de la aviación, fantástico marisco y el hogar del “Hombre de Aran”.
Explora el día 4Hermosa turbera con historia
Los lagos relucientes, kilómetros de turbera y muros de piedra seca son típicos de Connemara, y Derrigimlagh no es ninguna excepción. Disfruta de un paseo en bicicleta por las carreteras de la turbera, que te mostrará el lugar del aterrizaje forzoso del que salieron ilesos los pilotos transatlánticos Alcock y Brown en 1919. También encontrarás otro lugar, mucho menos ilustre: las ruinas de una posada del siglo XVIII, llamada The Halfway House. La leyenda cuenta que las desafortunadas personas que frecuentaban esta hospedería encontraban un espantoso final, ya que los habitantes las asesinaban a medianoche.
Si dispones de más tiempo, estira las piernas en la bahía de Mannin: al examinarla de cerca, verás que la “arena” está hecha de conchas finamente molidas que brillan con colores rosas y amarillos al sol.
19 km
Un puerto diminuto lleno de grandes sabores
En el pintoresco pueblo de Roundstone, prueba a tocar algo de música en Roundstone Music and Crafts, donde Malachy, uno de los únicos intérpretes del mundo dedicados a tiempo completo al bodhrán (una pandereta irlandesa), te contará todos los secretos de este instrumento autóctono. ¿Te apetece comer algo de pescado? Pues en Roundstone lo puedes pescar tú mismo, con excursiones de pesca por las islas. ¿Prefieres que te sirvan la comida? Entonces, prueba el marisco deliciosamente preparado en O’Dowds.
Cerca hay dos preciosas bahías de arena dorada: date un baño o simplemente pasea por Gurteen o Dog's Bay.
76 km
Extravagancia y modernidad en la “Ciudad de las Tribus”
Llegando de la solitaria naturaleza de Connemara, la ciudad de Galway te acoge suavemente en su entorno urbano. Galway, dominada en su día por 14 familias de mercaderes entre los siglos XIII y XIX, está cargada de historia, desde el característico Arco Español hasta las callejuelas adoquinadas. Thomas Dillon's Jewellers, la joyería donde se encuentra el Anillo de Claddagh, siempre es una visita imprescindible, mientras que restaurantes de vanguardia como el Loam y el Aniar, con estrella Michelin, revelan un apasionante panorama gastronómico. ¿Prefieres un plato rápido? Dirígete a Quay Street Kitchen para disfrutar del mejor “fish and chips” a este lado del Atlántico…
¡Cada septiembre, rinde homenaje a algo más que crustáceos en el Festival Internacional de la Ostra y el Marisco de Galway!
48 km
¿Te sobra algo de tiempo? Las islas Aran te esperan
En Rossaveal tú decides, con las tres islas Aran, Inis Mór, Inis Oírr and Inis Meáin, que te invitan a un viaje en ferry y en el tiempo. Pon rumbo a Inis Mór donde Dún Aonghasa, un antiguo fuerte de piedra, se aferra a los acantilados sobre las atronadoras olas del Atlántico; Inis Meáin, la isla mediana que suele pasarse por alto, con sus acogedores B&B y tradiciones ancestrales; e Inis Oírr, ¡famosa por sus animadas sesiones de música tradicional!