Paraíso para los surfistas
El mar y la tierra se unen para crear una vista de pura poesía en el tramo de la Ruta Costera del Atlántico que conecta Sligo y Donegal
Surf en aguas embravecidas. Bosques esmeralda. La forma en que el terreno penetra en el océano. La combinación de fuerzas colosales crea pura poesía en el litoral de Mayo, Sligo y Donegal. Los amantes de las emociones fuertes en busca de su próximo subidón de adrenalina, almas creativas buscando alimento para su espíritu, y cualquiera que simplemente sepa apreciar la belleza salvaje de la naturaleza, todos encontrarán lo que buscan en esta preciosa franja de la Ruta Costera del Atlántico.
Día 1
Déjate llevar por las salvajes olas del Atlántico norte y por las dulces palabras del poeta W. B. Yeats.
Explora el día 1Una costa esculpida por la naturaleza
Esta costa esculpida durante milenios se caracteriza por la espectacularidad de sus vistas, mientras que el Atlántico produce con regularidad la tormenta perfecta para surfear a lo largo del litoral. Bundoran se encuentra en el condado de Donegal y es conocida como la capital del surf de Irlanda. National Geographic incluyó a esta localidad en su lista de las 20 mejores ciudades surferas del mundo. Si eres nuevo en las olas, ¡Bundoran Surf Co. ofrece clases para todas las edades y condiciones físicas para que todo el mundo pueda sacar el máximo provecho de su visita!
En junio el Festival Musical Sea Sessions de Bundoran ilumina la playa con alegres luces de carnaval y ritmos vibrantes.
15 km
Litorales y castillos
En Mullaghmore Head, en Sligo, se encuentra lo que los surfistas profesionales coinciden en calificar como uno de los mejores lugares de grandes olas de Europa. Observa impresionado desde la playa cómo los surfistas avanzan en el agua y cabalgan las olas. ¿No te gusta el surf? Visita el castillo de Classiebawn, donde las olas del océano se forman bajo los torreones y torres. A continuación, tómate un momento para contemplar el perfil de la montaña Ben Bulben, que llena el horizonte.
15 km
Surf ancestral, atrapado en el tiempo
Los 3 km de suave arena dorada de la playa de Streedagh Strand unen Streedagh Point y la isla de Conor. Rema entre las olas y contempla los arrecifes donde algunas de las naves de la Armada Española buscaron refugio durante una fuerte tormenta en 1588. Abre bien los ojos porque los afloramientos de piedra caliza albergan antiguos fósiles formados hace más de 4 millones de años. ¡Si tienes suerte puede que veas alguno!
De lo antiguo a lo moderno, visita la aldea artesana de Rathcormac. Este tranquilo centro de creatividad en el que se elaboran diseños exquisitos proliferó en torno a Benbulben Pottery Studio, el estudio de cerámica de Dave McLoughlin. Además, puedes verle trabajar.
Si dispones de más tiempo, debes conocer al galardonado perro pastor de Martin Feeney. Pronto comprobarás que no se trata de un perro cualquiera, y la pareja te sorprenderá con su dominio del arte de guiar a las ovejas en los parajes naturales de Irlanda.
9 km
Abre bien los ojos
¿Te encantan las humildes patatas? Entonces, ¡te encantarán la mansión y los jardines de Lissadell! En sus terrenos, encontrarás nada más y nada menos que 180 variedades de patatas, una de las mayores colecciones del mundo, cuidadas con cariño en el huerto de estilo victoriano. Por otra parte, en la playa de Lissadell, los potentes graznidos de las barnaclas clariblancas crean una banda sonora distintiva y un espectáculo extraordinario.
Si dispones de más tiempo, pasea por el bosque que rodea el lago de Glencar en Leitrim y, brillando bajo los rayos del sol, te encontrarás con la majestuosa catarata que W. B. Yeats inmortalizó en su poema “El niño robado”.
8 km
La poesía cobra vida
Para Yeats, Sligo era «La Tierra del Deseo del Corazón", el lugar que inspiró su poesía más hermosa, reflejo de la sensación de paz y serenidad que sentía siempre que estaba aquí. El propio Yeats está enterrado en el cementerio de Drumcliffe, a la sombra de su amada montaña Ben Bulben.
Puedes seguir su trayectoria con una visita a Lough Gill, donde se encuentra la isla lacustre de Innisfree, inmortalizada en uno de los poemas más célebres de Yeats. Pasea por los bosques de los alrededores o haz una excursión en barco desde Sligo y sumérgete en el mundo del poeta.
Día 2
Despuntando hacia el mar, esta ancestral tierra de acantilados imponentes y terrenos cenagosos revela sus secretos lentamente a los exploradores curiosos.
Explora el día 2En el trono de una reina
¿Qué te parece un desayuno a base de pepitas de chocolate, granada, arce y yogur de Donegal? Arranca el día en el galardonado Nook Café and Restaurant de Collooney, antes de poner rumbo a las colinas. O colina, para ser exactos. Aunque el nombre gaélico Knocknarea puede traducirse como “colina del rey”, aquí en Strandhill manda una reina. En la cima de esta colina está el “cairn” de la reina Maeve. Este montículo de 6.000 años de antigüedad mira hacia un vasto panorama de mar, montañas y nubes.
Sigue por el sendero costero de Dunmoran/Aughris y te encontrarás con las ruinas de las aldeas donde los pastores solían pasar los meses de verano, aunque en la actualidad están deshabitadas y han quedado a merced de los fuertes vientos del Atlántico. Reserva tiempo para mimar tu cuerpo y alma en Voya Seaweed Baths (Strandhill) y deja que se desvanezcan todas tus preocupaciones. O bien opta por una descarga de pura adrenalina en la Strandhill Surf School.
76 km
Sal a buscar tu festín
¡Ha llegado la hora de ganarte la cena! Sal a buscar alimento en la costa de la bahía de Killala, en el condado de Mayo, con Wild Atlantic Cultural Tours. La mayor felicidad del propietario Denis Quinn es compartir sus expertos conocimientos en plena naturaleza. Te guiará por una de las zonas más hermosas de Irlanda en busca de sabrosos aperitivos silvestres y te explicará sus recetas. El recorrido termina con un banquete de marisco al aire libre, para que puedas saciar tu curiosidad y alimentar tu cuerpo al mismo tiempo.
20 km
Un viaje en el tiempo
Downpatrick Head tiene una altura de casi 40 metros sobre el mar, con vistas inigualables sobre las olas y hasta las islas de Stagg. Los acantilados estuvieron hace tiempo conectados con el islote veteado de Dún Briste (“fuerte quebrado”) a través de un arco de roca, que se desplomó en el mar en el siglo XIV. Rico en flora y fauna, especialmente aves marinas nidificadoras, Downpatrick es el lugar que eligió San Patricio para fundar una iglesia.
Hoy en día llegan peregrinos de todo el mundo para visitar la fuente sagrada y la cruz de piedra que señalan la zona. En tiempos más modernos, Downpatrick desempeñó un papel importante durante la Segunda Guerra Mundial, ya que se colocaron piedras en los acantilados formando la palabra “ÉIRE” para que la vieran los pilotos de los aviones que sobrevolaban la costa. Hoy en día, las piedras siguen en su sitio.
Si quieres explorar aún más la historia de Irlanda, puedes encontrar secretos de la Edad de Piedra entre los campos de Céide, donde pantanos y ciénagas mantienen a salvo sus tesoros de 5.000 años.