El país de San Patricio

Estamos entrando en Downpatrick, en el condado de Down, donde San Patricio inició su misión de difundir el cristianismo. Capturado como esclavo en Gales y trasladado a Irlanda, el joven Patricio se escapó y huyó hasta estas costas. Pero en un sueño sintió que debía regresar. De vuelta en Irlanda, inició su misión de convertir a miles de paganos. Fue tan eficaz que un nuevo converso le donó su granero para que pudiera celebrar sus misas. En este lugar, justo a las afueras de Downpatrick, vivió hasta su muerte, y en 1932 se construyó la iglesia de Saul como homenaje.

También se cree que los restos de San Patricio descansan en Downpatrick, bajo una piedra conmemorativa que está muy cerca de las imponentes almenas de la catedral de Down. Rinde honor al hombre que conformaría la Irlanda que perduró durante años o recorre los pasillos del Centro de San Patricio, que conmemora su vida con exposiciones interactivas e historias que te acercarán más a esta figura extraordinaria.

Cuando pasees por las estrechas calles de Armagh no te pierdas las gárgolas, quimeras y ángeles ocultos que abundan en rincones y recovecos espiando a través de las ventanas. Aunque las verdaderas estrellas son las catedrales gemelas, una de la Iglesia de Irlanda y la otra católica romana, dedicadas a San Patricio en las dos colinas de Armagh. En el año 445 d. C., San Patricio fundó su principal iglesia en el lugar donde se encuentra hoy la catedral de la Iglesia de Irlanda. Explora los magníficos edificios y recupera fuerzas en el galardonado Uluru con una comida bien merecida.

La historia del joven Patricio comenzó en la montaña Slemish, que se alza como un mastodonte en el paisaje ondulante del condado de Antrim. Traído como esclavo desde Gales, Patricio pasó aquí seis años a cargo de un rebaño de ovejas. Da la sensación de que el paisaje apenas ha cambiado desde entonces. En estas laderas encontró consuelo en la oración. Puedes recorrer el sendero de 2 km hasta la cima de Slemish para disfrutar de las mismas vistas que él contempló.

El Purgatorio de San Patricio se encuentra en medio de Lough Derg, en el condado de Donegal, completamente rodeado por aguas cristalinas y olas que lo acarician. Denominada así por la cueva donde rezaba San Patricio, la isla se ha convertido en un destino para peregrinos de todo el mundo y un santuario de retiro, reflexión y serenidad. Dos historias impregnan estas aguas. Una explica cómo Patricio cazó la última serpiente de Irlanda y tiñó de rojo el agua del lago con su sangre, y en la otra Cristo enseñó a Patricio la entrada al Infierno en una cueva.

En el condado de Mayo, encontrarás uno de los lugares más reverenciados de San Patricio: la montaña sagrada de Croagh Patrick. Con una historia de culto de más de 5.000 años, este es el lugar que Patricio eligió para completar su peregrinaje cuaresmal de 40 días con sus noches. Peregrinos y caminantes inundan las laderas cubiertas de piedras de esta montaña, ¡a veces descalzos! Es un ascenso de unas dos horas hasta la cima, pero la recompensa serán unas vistas increíbles del paisaje cubierto de brezo del oeste de Irlanda y las aguas centelleantes de Lough Crew.

La Roca de Cashel, en Tipperary, es un enclave monástico con un increíble significado. En este lugar que se cierne sobre la ciudad de Cashel es donde Patricio bautizó a Aenghus, el rey de Munster, y le clavó por accidente un báculo en el pie durante la ceremonia. Aquel bautizo supuso el final del paganismo y la aceptación del cristianismo en todo el país. No te pierdas la cruz de San Patricio del siglo XII: en una cara se muestra la crucifixión de Cristo y en la otra aparece la imagen de un obispo (algunos dicen que es el mismísimo San Patricio).

Antes de la llegada de Patricio, Irlanda era mayoritariamente pagana. Durante Bealtaine, la fiesta pagana que celebra el solsticio de verano, el gran rey encendía una hoguera en su residencia sobre la colina de Tara, en el condado de Meath. Como desafío, y para celebrar la Pascua, San Patricio encendió su propio fuego en la colina de Slane. Los guardias del rey fueron a investigar. Patricio obró uno de sus muchos milagros, creando la ilusión de que él y sus fieles eran una manada de ciervos. Acudió a la residencia del rey, expuso sus argumentos ante él y convirtió al cristianismo a muchos miembros de la corte real, e incluso el rey lo dejó libre para que continuara su misión.