Cinco historias del mar

Antes de que zarpara para iniciar su fatídico viaje, el legendario trasatlántico oceánico conocido como Titanic hizo su última escala en Cobh, en el condado de Cork. Esta bonita ciudad portuaria quedó empequeñecida por el colosal buque que aguardaba en los muelles para que embarcaran 123 pasajeros más. Ninguno de los presentes que se despedían en la orilla podía imaginarse que sería la última travesía del barco. La Titanic Experience Cobh es un viaje virtual a través de sus pasajeros, desde los de primera a tercera clase, y hasta los momentos finales del viaje, cuando los más afortunados se pusieron a salvo en los botes salvavidas...

Empezaremos en tierra firme en Camden Fort Meagher, un puesto de vigilancia que lleva desde 1550 elevándose sobre la entrada del puerto de Cork. A lo largo de los años, este puesto avanzado ha crecido hacia fuera... y hacia abajo. Más de la mitad de esta imponente estructura militar se encuentra bajo tierra en forma de una serie de túneles y escaleras de caracol, que incluyen una tallada en brillante granito. Aunque ahora reina el silencio en sus pasillos, en su día resonaron con los ritos de pánico y el estruendo de la artillería de los valientes soldados que defendían la costa de Cork.

Hambrientos, asustados y con frecuencia solos, los emigrantes irlandeses que se vieron obligados a dejar su hogar durante la Gran Hambruna (1845-1852) afrontaron un futuro incierto en su viaje al Nuevo Mundo; una experiencia horrenda de seis semanas a través del Atlántico a bordo de los llamados «barcos féretro» y a la que muchos no sobrevivieron. Para hacerte una idea de las penalidades que sufrieron estos valientes, sube a bordo de una reproducción de un barco de emigrantes en la Dunbrody Famine Ship and Irish Emigrant Experience, en el condado de Wexford.

Escucha historias de hacinamiento, propagación de enfermedades y ratas esquivas, así como las de quienes perecieron y sobrevivieron. Después de tu visita, dirígete al paseo marítimo de Cobh para rendir homenaje a estos valientes en la estatua de Annie Moore, la primera emigrante que atravesó las puertas de la isla Ellis en Nueva York.

Para algunos de los que partieron desde la costa de Irlanda, marcharse no era una opción, sino un castigo. Aunque Irlanda ha visto embarcarse a muchos en busca de una nueva vida, algunos fueron enviados a colonias penitenciarias como Australia y las Indias Occidentales. Sus historias cobran vida en la histórica cárcel de Wicklow: piensa en estos pobres desterrados, a menudo conocidos como los «irlandeses olvidados».

Oliver Cromwell juró que tomaría la ciudad de Waterford «by Hook or by Crooke», navegando hasta la península de Hook Head o atravesando el cercano pueblo de Crooke, lo que dio lugar a esta frase que significa «por las buenas o por las malas». El gran patrimonio de esta parte de Irlanda no se limita a su nombre, ya que también cuenta con el faro de Hook, que protege el puerto desde hace más de 800 años y es uno de los más antiguos del mundo. Además, en el extremo de la península el imponente Fuerte Duncannon actúa como bastión frente al mar, las olas y los posibles invasores.