El arte del cadi

Gracias a la bolsa de pie, el buggy y el carro eléctrico, los cadis se están convirtiendo en una especie en extinción. Es fácil olvidar lo mucho que un experto te puede ayudar para disfrutar de una ronda durante tus vacaciones.

La buena noticia es que aún encontrarás cadis experimentados para llevar tu bolsa (o bolsas) en campos como Portmarnock, Royal County Down, Lahinch o Ballybunion. Y si tienes mucha suerte, incluso podrías contar con la ayuda de un futuro ganador de un Major que trata de conseguir dinero extra para costear su floreciente carrera golfística.

Es el caso de Graeme McDowell, antiguo campeón del US Open y estrella de la Ryder Cup, al que se acercaron dos fans norteamericanos con una fotografía durante un torneo del US Tour.

“Fuiste nuestro cadi en el Royal Portrush en 1999”, le contaron orgullosos mientras le enseñaban una foto en la que un joven McDowell estaba con ellos.

“He sido el cadi de bastantes estadounidenses, pero es la primera vez que me reencuentro con alguno de ellos”, comentó McDowell. “Supongo que cobré unas 50£ y que me dieron una propina por llevar las dos bolsas, un dinero para gastos que probablemente usé para jugar un torneo amateur en algún lugar de Irlanda”.

Todo el que haya jugado alguna vez en un complicado campo tipo link en Irlanda te dirá que la ayuda de un cadi del lugar es inestimable.

Te ahorrarán cantidad de golpes y probablemente no pierdas muchas bolas. Pero, recuerda que culpar al cadi por jugar mal no sirve de nada.

“Eres el peor cadi del mundo”, le dijo un golfista a su fiel compañero después de un día particularmente duro en un campo tipo link irlandés.

La respuesta del cadi forma parte de la historia del golf: “Creo que no, señor”, respondió. “Eso sería demasiada coincidencia”.

Es evidente que hubo un tiempo en que los cadis hacían lo que fuera para conseguir la mayor retribución por su trabajo duro. Hace muchos años salió a la luz que los cadis de Lahinch se pasaban de la raya.

El quinto hoyo del campo tipo link del condado de Clare, un par 3 conocido como “¡La hondonada”, es totalmente ciego y obliga a que los jugadores apunten a una roca blanca que hay sobre la enorme duna que da paso al green.

Los cadis solían ofrecerse para ir por delante al green por si la pelota de su cliente se desviaba hacia el rough. Convencidos de que un hoyo en uno les supondría una propina jugosa, los caddies solían saltar exaltados, gritando “¡Ha entrado, ha entrado!” antes de meter en el hoyo cualquier bola que hubiese caído lejos de la bandera.

Juegues donde juegues, desde Belfast hasta Bandon, seguro que darás menos golpes.

Quién sabe, puede que quedes tan contento que sigas el ejemplo de un visitante satisfecho de los campos tipo link a principios de la década de 1990. Quedó tan encantado con su ronda que, al dejar el hoyo 18 para dirigirse al 19, pagó a su cadi 100$, una cantidad muy superior a la tarifa habitual de 12£ de aquel entonces (aproximadamente 15€ hoy en día).

El cadi también recibió un regalo totalmente inesperado: los palos, la bolsa, los zapatos y los impermeables del jugador. De hecho, le dio todos los artículos de golf que tenía.

Eso es lo que se llama satisfacción del cliente. ¿Estás listo para jugar?