Conoce a la gente de Irlanda: Tracey Bardon, guía turística
Al girar la esquina en Henrietta Street, es imposible no quedarse sin respiración. Las fachadas de estas casas georgianas se elevan desde los adoquines del suelo hasta el cielo azul formando un ininterrumpido rompecabezas de ladrillos rojos. En el extremo más alejado, las curvas suaves y grises de King’s Inns forman elegantes arcos entre granito perfectamente tallado y puertas de hierro forjado.
Tracey Bardon, guía turística en el 14 de Henrietta Street
No es difícil imaginar la calle repleta de coches de caballos llevando a miembros de la clase noble a emocionantes eventos sociales en grandes salones. «Sin duda, era el lugar de moda», afirma Tracey Bardon, guía turística en el número 14 de Henrietta Street y vecina de toda la vida.
Un día, Tracey vio la puerta abierta al pasar. «Había una mujer en la entrada y le dije: “Me encantaría echar un vistazo, ¿puedo hacerlo?”. Así que asomé la cabeza». Unas semanas más tarde, Tracey se encontró por casualidad con la misma mujer y, antes de darse cuenta, empezó a trabajar en la recepción del número 14. «Fue solo durante el verano, pero fue maravilloso. ¡Incluso llegamos a conocer al presidente!».
Dentro del 14 de Henrietta Street, Dublín
Cuando la Culture Company del Ayuntamiento de Dublín se hizo cargo del edificio, todo empezó a cambiar. En septiembre de 2018, el museo situado en el 14 de Henrietta Street abrió sus puertas para dar a conocer los dos periodos tan diferentes de la historia del edificio. Entra y podrás seguir los pasos de la aristocracia que en su día vivió en este prestigioso edificio del siglo XVIII; pero también escucharás historias sobre los innumerables dublineses empobrecidos que lo habitaron a finales del siglo XIX y principios del XX.
En 1911, en las 20 casas de Henrietta Street vivían 1000 vecinos; 17 familias (100 personas en total) compartían 19 pisos solo en el número 14.
A pesar de lo difícil que fue la vida de los habitantes de lo que se ha convertido en un museo galardonado, para Tracey es un placer compartir sus historias. «Es un trabajo realmente maravilloso. Cada hora entran personas diferentes. Te muestran una foto o te cuentan una historia que recuerdan de este lugar, como la del hombre que subía a su caballo al piso de arriba para dormir todas las noches porque no tenía ningún lugar donde dejarlo. Recuerdo que mi madre me llevaba al Temple [lo que los dublineses denominan King’s Inns] y me explicaba que solía jugar allí».
Museo del 14 de Henrietta Street, Dublín
«Recibes a personas que entran al museo deseosas de hablar sobre una historia que recuerdan. Llegan con un certificado de matrimonio, una carta o un certificado de nacimiento y dicen: “¡Mira, mi pariente vivió en esta casa, en concreto en ese piso!”. Esta calle es increíble».
Es obvio que Tracey aprecia todos los recuerdos. Después de todo, nació en un bloque de viviendas en la cercana Gardiner Street.
«Hay tanta historia oculta. Es importante que esta casa esté abierta como ejemplo de lo que es vivir en un bloque de viviendas. No es intimidante. Somos gente normal. Hablas con auténticos dublineses. Se trata de historia con la que nos identificamos».