$nombre
Temibles fortalezas construidas en islas, escalofriantes pabellones y lúgubres castigos: la vida en el interior de las cárceles más antiguas de Irlanda era brutal en el sentido más amplio de la palabra. Actualmente, fantasmagóricas visitas nocturnas y exposiciones interesantes ofrecen una visión fascinante del pasado penal de la isla...
Cárcel de Kilmainham, Dublín
Exterior de la cárcel de Kilmainham
Muros amenazadores y desgastados, celdas gélidas y una profunda sensación de aprensión: una visita a la cárcel de Kilmainham, en Dublín, es algo que nunca olvidarás. El turbulento pasado de esta prisión se remonta a más de 100 años. En su día, sus muros albergaron a los líderes del Alzamiento de Pascua, que tuvo lugar en Irlanda en 1916, cuyo encarcelamiento acabó con sus ejecuciones en este lugar. Como una de las mayores cárceles abandonadas de Europa, Kilmainham ofrece una historia espeluznante, gran cantidad de objetos propios de un museo y una visión del centro penitenciario más famoso de Irlanda que invita a la reflexión. ¡Lo suficiente para ponerte la piel de gallina!
Isla Spike, condado de Cork
Vista aérea de la isla Spike
Bienvenido a 1.300 años de historia apasionante en una isla que en su día fue el hogar de monjes, santos y pecadores letales. Es el único lugar de Irlanda en el que encontrarás un monasterio, una fortaleza y una prisión, ¡todo en el mismo sitio! La isla Spike es una atracción turística galardonada que se encuentra frente a la costa del condado de Cork. Coge el ferry en Cobh y embárcate en una visita guiada de lo que en su día se llamó el “infierno de Irlanda” debido a la severidad de las condiciones en el interior del tristemente célebre Bloque de castigo. El Fuerte Mitchell tiene una superficie de 9,7 hectáreas con forma de estrella y albergó en su momento a más de 2.300 prisioneros. Si crees que eres valiente, prueba la escalofriante Visita nocturna y escucha historias sobre las atormentadas almas de la isla mientras exploras los túneles subterráneos y las celdas vacías...
Cárcel de Crumlin Road, Belfast, condado de Antrim
Pabellón de la cárcel de Crumlin Road
Sigue los pasos de más de 25.000 prisioneros en la cárcel de Crumlin Road, la única prisión de la era victoriana que queda en Irlanda del Norte. Desde su inauguración en 1846, “La Crum”, en la ciudad de Belfast, ha albergado asesinos, sufragistas y presos políticos. Los reclusos solían ser sometidos a trabajos forzados y castigos físicos, como ser fustigados con el látigo de nueve colas, un látigo especialmente desagradable. Explora el pabellón C para obtener una perspectiva aleccionadora de la vida carcelaria, visita la celda del condenado, donde 17 hombres fueron ejecutados, y descubre todos los detalles sobre las trágicas historias de fugas, huelgas de hambre y motines que conforman el funesto pasado de la prisión.
Cárcel de Wicklow, condado de Wicklow
Exterior de la cárcel de Wicklow
Los horrores de las condenas a trabajos forzados del siglo XVIII aún pueden sentirse en la cárcel de Wicklow. Se trata de una visita guiada diferente, gracias a la tecnología audiovisual y los actores ataviados con ropa de la época. En esta abarrotada prisión en el condado de Wicklow se mezclaban ladrones de la época de la Gran hambruna, criminales esperando a ser trasladados a Australia y hasta niños. Explora los escalofriantes relatos de este lugar histórico y desciende a las profundidades de la desesperación (literalmente) en la mazmorra original. Se dice que esta prisión es uno de los lugares más encantados de Irlanda y los visitantes más atrevidos pueden reservar por anticipado la Visita paranormal, ¡no apta para cardíacos!
Cárcel de la ciudad de Cork, condado de Cork
Interior de la cárcel de la ciudad de Cork
¿Eres muy malhablado? Pues dedica un momento a pensar en la pobre Mary Tucker, una reclusa del siglo XIX que acabó en la cárcel de la ciudad de Cork simplemente por usar un “lenguaje obsceno”. La prisión tiene una romántica apariencia externa que recuerda a un castillo, lo que oculta las historias de horror penitenciario que sucedieron entre sus muros, donde muchos reclusos fueron encerrados simplemente por robar barras de pan en tiempos de pobreza. Figuras realistas, celdas amuebladas y efectos de sonido mejoran la experiencia, ofreciendo una perspectiva sensorial de la rutina diaria de los prisioneros y sus carceleros. Cuando la cárcel de la ciudad de Cork cerró sus puertas en 1923, se convirtió en la sede de una emisora de radio y puedes explorar su pasado “en el aire” con un recorrido por el Museo de la Radio, donde encontrarás el micrófono que John F. Kennedy usó en su visita a Irlanda en 1963.