Seis estancias en castillos lujosos

El castillo de Ashford es uno de los castillos superestrellas de Irlanda, y con razón. Construido originalmente en el siglo XIII y, en su día, propiedad de la familia cervecera Guinness, se ha convertido en un icono mundial del alojamiento de lujo. Este hotel de 5 estrellas ha ganado innumerables premios y distinciones desde que abrió sus puertas a los huéspedes en 1915, incluido el de Mejor Complejo Hotelero de Europa de Condé Nast Traveler.

Además de su lujoso interior, la propiedad es todo un espectáculo durante el otoño, cuando sus magníficos bosques ancestrales se llenan de color. Te aconsejamos disfrutar de su aire puro dando un largo paseo, jugar al golf en el campo de 9 hoyos (que solía ser el parque de ciervos) e incluso realizar un crucero por el lago de la propiedad. Después, regresa a tu fortaleza para degustar el suntuoso té de la tarde.

En el castillo de Crom no solo vives como la aristocracia, ¡vives con ella! Y todo gracias a Lord y Lady Erne, cuya familia ha residido en Crom durante siete generaciones. Han abierto el ala oeste del hogar familiar al público y puedes alquilarla durante una semana o un fin de semana largo.

El castillo de Crom es una maravilla del norte con una envidiable ubicación en el pintoresco Lough Erne, en pleno corazón de la región de los lagos de Fermanagh. Puedes pasear por los jardines hasta las románticas ruinas del antiguo castillo de Crom, escenario de muchas batallas, o simplemente acurrucarte en el salón con un buen libro.

La infame historia del castillo de Ballynahinch solo aumenta el atractivo de esta impresionante joya de Galway situada en pleno corazón de una propiedad de 182 hectáreas en Connemara. La actual mansión se construyó en el siglo XVII, pero el asentamiento original se remonta a 200 años antes, cuando era el hogar ancestral del “feroz clan O'Flaherty”. La familia se volvió aún mas temida cuando Donal O'Flaherty se casó en 1546 con la célebre reina pirata Grace O'Malley.

Hoy en día, Ballynahinch es mucho más civilizado. Los huéspedes son recibidos por el acogedor fuego de una chimenea de leña en el vestíbulo, la comida es de origen local y se prepara con mimo, y cuentan con guías expertos que aconsejan sobre los mejores lugares de pesca con mosca y las mejores rutas a pie.

El castillo de Clomantagh es un interesante batiburrillo de estilos que se encuentra en pleno corazón del Ancestral Este de Irlanda. El edificio, en parte torreón medieval y en parte granja del siglo XIX, también cuenta con un Sheela-na-Gig (un antiguo símbolo pagano de fertilidad) tallado en una de las piedras.

En su época, Clomantagh tuvo propietarios muy diversos, desde un aristócrata vago (sí, nos referimos a ti, Piers Butler, octavo conde de Ormond) hasta el veterinario local. Actualmente, cualquiera que desee sentirse como el rey o la reina del castillo puede alquilarlo.

Con sus altos torreones y su bosque mágico, el castillo de Lough Eske está repleto de detalles dignos de un cuento de hadas. Por supuesto, se ha renovado y modernizado desde que se construyó en torno a 1474, pero Eske sigue siendo un importante lugar histórico.

Al entrar en el castillo, te encontrarás con una escalera de roble tallada de manera intrincada, brillantes suelos de mármol, fuegos crepitantes y puro lujo. Sus excelentes opciones de alojamiento y gastronomía también son dignas de un cuento de hadas. Si eres capaz de alejarte del lujoso interior podrás explorar el condado de Donegal, un paraíso para los caminantes. No hay mejor ruta que el Sendero Internacional de los Apalaches, que pasa junto al castillo.

Dicen que la ubicación es lo más importante y, en ese aspecto, el Ballygally Castle Hotel anda sobrado. Este tesoro con torreones lleva vigilando la fascinante Ruta Costera de la Calzada desde el siglo XVII. Se rumorea que Ballygally es uno de los lugares más encantados de toda la isla, ya que cuenta con más de un fantasma, incluidas sus antiguas ocupantes Lady Isobel Shaw y Madame Nixon. Si te atreves, puedes visitar la “Habitación del fantasma” en uno de los torreones.

Pero si buscas una estancia más tranquila, simplemente disfruta de las espectaculares vistas y los famosos tés de la tarde del hotel, la forma perfecta de relajarte tras una ajetreada mañana de turismo.