Derrigimlagh, condado de Galway

John Alcock y Arthur Whitten Brown eran los pilotos. Puede que no pensaran acabar en Derrigimlagh, pero pronto iban a familiarizarse con su paisaje.

Hace más de 100 años, el 14 de junio de 1919, Alcock y Brown habían despegado de San Juan de Terranova (América del Norte) 15 horas antes y volaron unas 1.890 millas náuticas sobre el océano Atlántico superando la niebla, la oscuridad y varios fallos técnicos antes de aterrizar en Irlanda.

Pero lo consiguieron y completaron el primer vuelo transatlántico de larga distancia del mundo al aterrizar de emergencia en el pantano de Derrigimlagh.

«Ayer estaba en América», anunció Alcock después de salir del avión accidentado. «Soy el primero en Europa en decirlo».

Alcock y Brown no son los únicos pilotos en realizar aterrizajes forzosos en la isla de Irlanda. De hecho, una de las pilotos más famosas de la historia aterrizó aquí. En 1932, cinco años antes de su intento de dar la vuelta al mundo volando, Amelia Earhart aterrizó de emergencia en un campo de Derry~Londonderry en su viaje a París desde Terranova (Canadá).

Al igual que Alcock y Brown, también quería establecer récords. Tras su aterrizaje improvisado en el campo, se convirtió en la primera mujer en cruzar el océano Atlántico.

Hoy en día, el lugar de aterrizaje en medio de esta turbera se distingue con un monumento azotado por el viento. Para llegar, sal de la R341 y recorre el sendero de aproximadamente 1,5 km.

También se puede llegar a través de la ruta circular de Derrigimlagh, un lugar bellamente desolado y salpicado de ovejas de cara negra, fragmentos de piedra caliza y vistas del salvaje Atlántico.

Hay otro lugar de interés cercano: la estación de radio de Guglielmo Marconi. A los pies del monumento, hay grandes placas cuadradas de hormigón que pertenecían a una estación de Marconi desde la que se enviaron algunos de los primeros mensajes transatlánticos inalámbricos y por ondas de radio.

La estación estuvo en funcionamiento a principios del siglo XX, de 1907 a 1922. Es asombroso pensar que por aquel entonces se pudiera encontrar una tecnología tan vanguardista en un pantano de Connemara.

Desde la colina de Errislannan, el mirador elevado ofrece vistas de la zona y se caracteriza por un monumento en forma de aleta de avión con una placa en honor a Alcock y Brown que se construyó para conmemorar el 40 aniversario de su improvisado aterrizaje.

Puede que el aterrizaje de Alcock y Brown fuese improvisado en 1919, pero todo los que exploran la Ruta Costera del Atlántico deberían visitar Derrigimlagh.

El pantano se encuentra en Connemara, un lugar que el escritor y poeta Oscar Wilde describió en su día como «belleza salvaje». Aquí encontrarás el parque nacional de Connemara, que alberga más de 2.000 hectáreas de montañas, pantanos y brezales. También compartirás las vistas con el famoso poni de Connemara.

Si prefieres explorar maravillas históricas, visita la romántica abadía de Kylemore o el precioso castillo de Ballynahinch. Pon rumbo a la «capital» de Connemara, Clifden, para recorrer la Sky Road. Esta ruta de 16 km te lleva por la península de Kingston hasta la bahía de Clifden, donde puedes contemplar la impresionante campiña de Connemara.

Tómate un momento para sentir el entorno e imagínate contemplando esta extensión en 1919. No ha cambiado mucho en más de un siglo. Después de todo, estos pantanos tardaron unos 4.000 años en cubrir el paisaje, así que no van a desaparecer durante algún tiempo.