Clifden

Si quieres conocer Clifden a fondo, en el condado de Galway, lo mejor que puedes hacer es marcharte. Parece contradictorio, pero haz una excursión de un día para visitar el monumento a John D'Arcy, o algunos de los increíbles miradores de la pintoresca Sky Road, y podrás apreciar plenamente la impresionante ubicación de esta pequeña localidad.

Rodeada de unos extraordinarios paisajes de turbera, escarpados picos montañosos y el océano Atlántico, y envuelta en una paleta de colores que van desde el marrón oscuro hasta el verde intenso, es fácil entender por qué Clifden es uno de los lugares más populares de la Ruta Costera del Atlántico.

John D’Arcy, que vivió en el castillo de Clifden, ahora en ruinas, fundó Cliften en 1812, y hoy en día sus calles están repletas de pubs de música tradicional, cafeterías acogedoras y tiendas de jerséis tipo Aran. Es una localidad tranquila durante el invierno con todo tipo de condiciones meteorológicas típicas del Atlántico, cada una asombrosa a su manera, desde días fríos con cielos azules hasta periodos de niebla baja, nubes densas y tormentas espectaculares. En verano, Clifden es un hervidero de actividad.

Esto se debe en parte a los increíbles y cercanos lugares de interés, como la belleza sublime de la abadía de Kylemore, la majestuosidad de la Sky Road y los paisajes inquietantes del Parque Nacional de Connemara, pero también se debe a que Clifden es una localidad muy agradable.

«Es difícil no enamorarse de Clifden», afirma Stephen Doherty, de Real Adventures Connemara, especialistas en actividades al aire libre en la zona. «Cuenta con una ubicación idílica, ya que se encuentra al pie de la montaña y rodeada de playas increíbles».

Clifden no cuenta con grandes museos ni lugares de visita obligada. La sensación de calma que aquí se respira proviene de su ritmo pausado y su ambiente relajado. Aún se pueden sentir los ecos de lo que atrajo a los hippies que llegaron en la década de 1960 en busca de un estilo de vida bohemio y alternativo.

Puedes pasar un día perfecto recorriendo sus calles y visitando la diminuta librería de Clifden, la Galería de Whitehorn y la Galería de Arte de Lavelle, así como echando un ojo en las numerosas tiendas de regalos. Si el tiempo lo permite, Stephen considera que «tomar el sol y saborear un delicioso crepe de Le Crepe Wagon en el mercado de los viernes es una experiencia única y deliciosa».

Seguro que encontrarás tu pub favorito en Clifden, ya que no escasean, pero no puedes perderte Lowry’s Bar. Con música en directo y una magnífica selección de whiskey, cuenta con un personal fantástico, personajes extraordinarios y un entorno tradicional. O visita Vaughan’s para disfrutar de música en directo, bebidas y marisco.

En cuanto a la gastronomía, también estás de suerte, ya que esta localidad cuenta con clásicos consolidados que se codean con restaurantes nuevos y animados. Visita Guys Bar para degustar una magnífica comida estilo pub, saborea los vinos de calidad y tapas de The Lamplight, y deléitate con el café y las tartas de la cafetería 12 Pins. Tampoco puedes perderte los puestos temporales de The Sea Hare, que se centra en comida local inspirada en la riqueza de la zona.

Sal de la ciudad y adéntrate en uno de los paisajes más bellos y espectaculares de toda Irlanda. La región de Connemara es tan fascinante que Oscar Wilde la calificó de «belleza salvaje».

Navega por las ondulantes olas del Atlántico hasta la isla de Inishbofin, un lugar con cultura antigua, playas vírgenes y un escarpado castillo en ruinas; galopa por las arenas blancas de la playa de Cleggan o la isla de Omey en una aventura a caballo o recorre los temperamentales pantanos hasta la cima rocosa de Diamond Hill.

«Connemara es un paraíso de aventuras», señala Stephen. «Tiene mucho que ofrecer: olas excelentes para la práctica del surf, acantilados imponentes, cuevas mágicas y playas desiertas, además de excursiones épicas en kayak por ríos, lagos y mar. Tiene mucho que ofrecer y todo está muy cerca».